La rentabilidad ofrecida a los inversores por el bono a diez años del Tesoro de Estados Unidos continúa escalando hacia el umbral del 5%, en máximos desde julio de 2007, antes del estallido de la gran crisis financiera, ante la perspectiva de que la Reserva Federal mantendrá los tipos de interés elevados durante un periodo más prolongado dada la fortaleza de los datos macroeconómicos.